lunes, 31 de octubre de 2011

De la inmortalidad y el amor

En "Los anticuarios" De Santis narra la historia de un joven que, casi sin querer, termina involucrado en una trama donde los misterios de la inmortalidad se mezclarán irremediablemente con el amor.

¿Quién de nosotros no soñó alguna vez con la inmortalidad?. Una eternidad para disfrutar de los placeres de la vida y esquivando a la muerte. Viviendo un tiempo, que ya sin ser nuestro, dejó de ser un corto pasillo para convertirse en un largo, aunque sinuoso camino en soledad. ¿Y el amor? Bien, gracias. No hay dos cosas en el universo tan distintas como el amor y la inmortalidad. En su nueva novela de Pablo De Santis nos habla de ello: del amor, de la inmortalidad y del dolor de una existencia longeva pero también solitaria.

Santiago Lebrón es un joven que llega a Buenos Aires desde el interior, donde pasaba sus días en la biblioteca del pueblo. Su tío le ofrece un trabajo como reparador de máquinas de escribir. Un tiempo después le consigue un lugar en el diario Últimas Noticias para que se encargue de las máquinas de la redacción. Allí comienza a conocer a la "fauna periodística". El cruzadista Felipe Sachar, la astróloga Elsa, serán quienes estén más cerca de él pero ninguno podrá decirle quién es el misterioso Mister Talvez, redactor de la columna "El mundo de lo oculto". Allí escribe acerca de las reuniones de los grupos esotéricos que se mueven en Buenos Aires y comenta casos paranormales. Lebrón siente una atracción especial por todo ello y el destino lo coloca en el lugar indicado cuando la columna queda sin redactor.

Ahora las noches serán largas con los compañeros del diario. Bares, cafés y restaurantes. Buenos Aires está en su mejor momento, igual que Santiago Lebrón: joven y lleno de proyectos. Pero casi sin querer se empieza a involucrar en un mundo que lo pone entre la espada y la pared. "El mundo de lo oculto" ya no es una columna en un diario, sino que su función es mucho más importante: forma parte del Ministerio de lo oculto, una oficina sin marca en el edificio del Correo Central atendida por Crispino, quien luego de anoticiarlo de su función decide enviarlo en una misión.

Así Lebrón llega al Hotel Lucerna donde conocerá a Luisa, la hija del Dr. Balacco, pero también estará allí su novio, el violento Luciano Montiel. ¿cuál es la misión?. Averiguar qué pretende el Dr. Balacco con el hombre que esconde y al que define como "un anticuario".

La historia escrita por Pablo De Santis nos adentra en un mundo donde el amor, el deseo y la inmortalidad se mezclan irremediablemente y cuyos efectos serán peligrosísimos para Santiago Lebrón. Sin embargo, a su lado estará Carlos Callister, un librero que lo guiará y le mostrará que aunque sea doloroso el amor no puede estar acompañado por la inmortalidad.

"Los anticuarios" es una novela con varios géneros en su trama, cuya construcción De Santis maneja con la maestría que nos tiene acostumbrados. Una historia donde lo más importante pasa más allá de lo escrito y sobre todo de la sangre.

La decadencia del imperio americano

Violento, sexual, y terriblemente desprejuiciado Chuck Palahniuk regresa a las librerías para dejar bien en claro por qué es considerado unos de los mejores escritores de su generación. Un espía oriental, una familia disfuncional y un plan para dominar Estados Unidos, son los protagonistas de "Pigmeo".


"La culpa del hombre mitiga la culpa de la deidad. La crueldad humana permite una práctica de crueldad mayor por parte de la deidad" dice, recita para sí, pregona y repite hasta el cansancio el Agente 67, llamado "Pigmeo" por la familia que lo acoge ni bien baja las escaleras del avión que lo acaba de depositar en el aeropuerto de una ciudad norteamericana. Pigmeo es parte de un plan para la destrucción absoluta del "enemigo americano"; junto a él han llegado como estudiantes de intercambio los demás agentes que llevaron a cabo la "Operación Estrago". Para ello deben insertarse en la "cruel, vil y malvada sociedad americana" y destruir las cimientos de la civilización que "corrompe al mundo".

En las manos de otro autor quizás "Pigmeo" hubiese sido nada más que una historia de ciencia ficción pero Palahniuk logra provocar y generar, entre la sangre, la violencia desmedida o las escenas de asesinatos, una conciencia política. No es burdo el sistema que usa Palahniuk para que el lector piense, ya lo había hecho anteriormente con su primera novela "El club de la pelea". Le propone al lector un juego, violento es cierto, pero no por ello deja de ser excitante y complejo.

"Sólo aquel que conquista a la juventud ganará el futuro" dice Adolf Hitler desde el comienzo del libro y uno ya sabe que la lectura de "Pigmeo" puede llegar a ser complicada. Después vendrán más citas a déspotas, asesinos o políticos fascistas pero ya estaremos dentro del "Mundo Palahniuk" y nos parecerá que todo tiene un fin.

"Los ciudadanos americanos viven todos esclavizados por el deseo de afecto y atención de todos los demás ciudadanos" le dice Pigmeo a la "hermana-gata", hija de la familia Cedar, y vuelve a denunciar el conformismo y el aburguesamiento de la sociedad.

"Operación Estrago" repite la agente Magda al oído de Pigmeo cada vez que puede pero el Agente 67 se va dejando subyugar lentamente por el "enemigo americano" y, claro que sí, por la "hermana-gata". El Equipo Cedar es bastante disfuncional: un padre medio tonto, una madre obsesionada por el uso de vibradores, una hija que juega a la espía y un hijo que lo único en lo que piensa es en pechos. Tras ellos un abusador de escuela, el pastor Tony y los ciudadanos de un pueblo norteamericano que ve en la llegada de los jóvenes orientales la posibilidad de demostrarles que Estados Unidos es un "gran país".

Palahniuk es uno de los mejores escritores de su generación y su regreso a las librerías removerá conciencias y causará dolores de cabeza pero no hay mejor traductor de la realidad norteamericana que un escritor que gusta de rebuscar en la basura de su propia casa para saber quién es. O quiénes somos.

Si Superman hubiese vivido en Casanova

Una banda de delincuentes, que recuerdan a la Liga de la Justicia, un médico de guardia y toda la mística del conurbano dan vida a la nueva novela de Leonardo Oyola. Escritor que navega perfectamente por los márgenes de la sociedad, Oyola relata una noche en un hospital público donde se definen varias cosas, además de la vida y la muerte.

“Los jodidos son los que toman decisiones. Los que manejan más armas que una nueve milímetros. Porque hoy el arma más peligrosa que existe sobre la tierra es cualquier pendejo” le dice Federico, alias El Señor de la Noche, al médico nochero de la Guardia del Hospital Paroissien de Isidro Casanova. Ya es entrada la madrugada, faltan pocas horas para que el médico se vaya a su casa, aunque ahora no lo tiene tan claro. No sabe cuál será su destino en las próximas horas. Afuera varias patrullas de la Bonaerense esperan para entrar al edificio, mientras en la camilla Nafta Súper, cabecilla de una banda de delincuentes, pelea por su vida.
Rápidamente el médico se encuentra rodeado de los “amigables” socios de Súper: un travesti llamado Lady Di; Juan Raro, un hombre que casi no habla, un policía Federal ultraviolento; una paraguaya de armas tomar, cuñataí güirá; el Faisán; el Ráfaga y el perrito del jefe de la banda “El Miguel”.
Todos tienen algo que contar y todos esperan que el médico, además de “hacerlo aguantar al Nafta Súper” hasta que llegue la claridad de la mañana, se convierta en un especie de confesor. Uno que no los va a juzgar cuando le cuenten cómo fue que le cumplieron el sueño de merendar con Carozo al Nafta Súper.
“Kriptonita” resulta en una radiografía del conurbano y sus héroes, ¿o antihéroes?, que navegan en las turbulentas aguas de la marginalidad, del “reviente”, de la noche, pero que nunca se olvidan de quiénes son sus verdaderos compañeros de vida.
A medida que el relato avanza Oyola va abriendo la trama principal para que los demás personajes hablen y se confiesen, convirtiendo a “Kriptonita” en un relato mucho más intenso y amplio, que no se acaba en la sala de Guardia del hospital sino que crece desde el pasado de cada uno.
Por otro lado conviene resaltar uno de los aspectos más interesantes de la novela: Dentro del mundo de los cómic hay un género denominado “what if ...?”, o sea “que hubiese pasado si...”, que cuenta una historia distinta para explicar el origen de los superhéroes. Tomando como base esta idea el autor convierte a la Liga de la Justicia en una banda de marginales con códigos férreos de lealtad.
Leonardo Oyola es un escritor que ya nos acostumbró a una relectura de los márgenes, de la marginación y de los marginales. Supo, como pocos autores nacionales, aprovechar la mística del barrio. Los códigos de la calle, la lealtad, la amistad y la venganza son tópicos que forman parte de toda su obra. Una obra que se define sola dentro del género negro. Pero esta vez su relato tiene un elemento extra que lo vuelve original e interesante, además de entretenido.

lunes, 17 de octubre de 2011

Los rituales de la vieja Barcelona

La nueva novela de Javier Calvo reúne en partes iguales misterio, sangre, crímenes y trasfondo histórico. Como escenario está la ciudad de Barcelona, que sufre el impacto de la revolución industrial y los ataques de un asesino ritual.

Es el año 1877 y la vieja Barcelona va cayendo alrededor de las fábricas que crecen. El humo que emana de las torres se convierte en una densa niebla que nunca abandona la ciudad. Bajo "el Dosel de Sombras" crece una nueva ciudad, una ciudad hereje donde pululan las ratas, las prostitutas, los delincuentes, los traficantes, las drogas y sobre todo los asesinos. Mientras que los bares a la vera del puerto se llenan de vagos y borrachos, en las calles del barrio miserable una serie de crímenes de corte ritual mantiene en vilo a las autoridades. Entre los más desvelados se encuentra el inspector Semproni De Paula.

Hombre de pequeña estatura y carácter volcánico sufre desesperadamente por el lascivo comportamiento de su esposa, que pasa las jornadas nocturnas en brazos del buen mozo capitán Lombardo. Mientras que la cornamenta de Semproni De Paula crece, los crímenes del Asesino de la Esperanza también se multiplican y la ciudad se hunde en el miedo.

En la Diputación, el gobernador sostiene en su mano un ejemplar de "La ciudad secreta", la novela en folletines escrita por Aniol Almarrosa, donde el protagonista se ve inmerso en distintas situaciones lujuriosas. En las calles no se habla de otra cosa que de las aventuras de Merlín Fluxá y del Asesino de la Esperanza.

De una reunión entre el gobernador, Semproni De Paula -que tiene "la sensación de que en las últimas semanas lo ha visto todo igual, como se ven las cosas desde la ventanilla de un tren en marcha"- y un oscuro noble, Dado Blokium, surge el nombre del Dr. Menelaus Roca. "El Trasgo", como le dicen por su aversión a la luz del sol, se encuentra encerrado en prisión por una serie de crímenes, pero todos están de acuerdo en que es el único que podría resolver el acertijo de la identidad del asesino serial.

Roca regresa a la ciudad que lo vio nacer, aunque ya no es la que era. Pasó tantos años en la oscuridad de su confinamiento, que no encuentra ni siquiera los restos del internado donde fue abandonado. Aunque aún le queda su casa y su amado Museum Clausum. Dentro de él, un inventario de calamidades y deformaciones.

En el libro de Calvo, Barcelona es una ciudad controlada por el delincuente afeminado Máx Teller, quien maneja los robos, la prostitución y el contrabando. Una ciudad que devora a sus hijos y los escupe entre alaridos de muerte.

Con "Corona de flores", Javier Calvo logra escribir una trama decididamente gótica que va envolviendo al lector y no lo suelta hasta que termina, y allí nos deja con ganas de más. Una novela que posee todos los condimentos de las buenas lecturas: una historia interesante, personajes que aumentan la tensión y que viven más allá del libro, y un sentido de la dinámica que el lector agradece.

El detective sibarita

Cuando uno pensaba que el género policial solamente podía tener como línea argumental al detective, investigación y resultado, aparece la figura del periodista Vizcarra. Crítico gastronómico, obsesionado por la comida y sibarita empedernido, otra vez "El Sapo" se mete en líos "sin comerla ni beberla".
"Quiero comer y quiero saber. Tengo hambre" dice Héctor, A.K.A El Sapo, Vizcarra y uno sabe que se está encontrando frente a algo totalmente nuevo. Un nuevo plato que se agrega a la carta de la literatura nacional. Un plato que reúne por igual lo mejor de dos géneros totalmente, hasta ahora incompatibles, el policial y el astronómico: la cocina y el crimen unidos por el cuerpo generoso de El Sapo y sus inquietudes que se mezclan con cerveza bien fría o vodka, depende de la aventura en la que se ha enfrascado con Dionisio, un linyera que poco tiene de eso aunque tiene mucho de otras cosas. Ambos, el dúo dinámico del Abasto, se mueven entre comidas y muertos, platos que se sirven bien fríos. Como la venganza.

"El fondo de la mente no debe estar muy lejos del estómago" dice El Sapo cuando está tan metido en los actos posteriores a la muerte de "El Rey", voz y líder de "Sus Majestades Incaicas", en "Ceviche".

Federico Levín revela, ya desde allí aunque de a poco, comienza desarrollar la personalidad de Héctor "El Sapo" Vizcarra. Periodista gastronómico, sibarita, conocedor de los mejores restaurantes y cocinero empedernido, ve crecer su panza como su perfil detectivesco. Así se perfila una de las mejores y originales tramas de la literatura vernácula. En "Ceviche" El Sapo come, escribe e intenta averiguar quiénes fueron los responsables de la muerte de "El Rey" y se va encontrando con una fauna de narcos, mujeres tristemente fatales, mafiosos con la camiseta del Alianza Lima y un linyera llamado Dionisio, que tiene ojos en todo el Abasto, y le dice "Manejate con el pasado, que es perfecto y simple".

Si "Ceviche" es el experimento de Levín es indudable que en "Bolsillo de Cerdo ya está definitivamente instalado en la geografía del Abasto acompañado del inseparable Dionisio. Ahora la excusa será ir a comer a un restaurante ruso y a bordo de "caballito", un pequeño vaso de vodka, irán entrando un universo totalmente distinto, que nace y se expande luego que la cortina del local se cierra sobre los presentes.

Dentro y mientras pasan los platos de comida, algo se festeja. Una ceremonia a la que todos los que están sentados en las mesas están invitados. Aunque no sepan por qué y en calidad de qué. Pero no importa porque la comida y la bebida son gratis.

Otra vez El Sapo y Dionisio se meten sin querer, o queriendo aunque sin decirlo, en una trama donde no sobran porque ofician como testigos, aunque no sepan por qué. Las preguntas están allí todo el tiempo y ambos escuchan las historias de Nina, la anciana rusa dueña del lugar, de Andrei el cocinero, Nastasia, Varvara. Ellos escuchan y sacan conclusiones y esperan por sabes cuál es el motivo del festejo que los juntó a todos allí, tras la cortina de un local de comidas en el populoso barrio del Abasto.

Federico Levín vuelve a construir con "Bolsillo de cerdo" una trama tan original y atrapante como en "Ceviche", donde todos son y quieren ser portadores de una venganza hecha a medida. Una venganza que tiene tantos sabores como la ciencia culinaria, tantos matices como la mentira y la verdad, la suerte y la oportunidad. O como dice Nina: "La verdad está ahí. En la oportunidad".