lunes, 26 de marzo de 2012

Aquellos jóvenes que fueron mis padres

Dotado de una escritura dinámica y original que lo ubica entre los mejores escritores de su generación, Patricio Pron publica “El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia”(Mondadori 2012) una novela sobre la búsqueda, la redención y la reivindicación de lo cotidianamente heroico.
Pensar la historia argentina como un rompecabezas para armar del que no se tiene la última pieza. Una pieza de lo más importante, cuya sola presencia garantiza al que deja sus horas, sus días y su vida para formar un todo, que tendrá las respuestas necesarias para saber hacia dónde va su destino. El destino de un país que se come y luego vomita a sus hijos, que si no mueren de esa manera lo hacen a puro balazo e ideales. Una patria con un padre de brazos en alto en un balcón rosado haciendo saber a su prole quiénes son los buenos y quiénes los malos. Pero la historia es como un juez imparcial que sólo mira y luego, con el correr de los años, impone penas tan severas como el dolor infinito de los que se salvaron y la desaparición de los que perecieron. Un joven escritor regresa al país luego que internan a su padre enfermo. Tal vez sea la última posibilidad que tiene de conocerlo, indagar en su pasado y saber quién fue su padre. Pero lo que parecía algo sencillo se convierte en un racconto de sensaciones y sentimientos que creía no tener. Una carpeta sobre el escritorio de su padre será el desencadenante para que despierte de su largo letargo, de una seguidilla de pastillas y psiquiatras para olvidar un pasado que regresa a poner las cosas en orden. Así, como un náufrago, debe construir una balsa hecho de papeles y fotos para recuperar la vida de su padre y la suya propia, padre e hijo víctimas del dolor y el desgarro de una generación que creyó en un mundo mejor. Y así como una desaparición lo inicia todo, otra cerrará un círculo aunque no las heridas y las culpas. En “El espíritu de mis padres sigue lloviendo en la lluvia” Patricio Pron indaga en los silencios del dolor y en las simetrías que el destino se encarga de crear. Por otro lado hay algo en la escritura, dinámica y original, que invita a pensar y reflexionar. Bella y trágica a la vez, la trama la lleva una sola voz pero es ella la que dará lugar a todas las voces, la de su padre, la de Alberto Burdisso, la de Alicia y los miles de desaparecidos que aun hoy son buscados entre las tumbas no identificadas. “El espíritu de mis padres…” es el relato de los hijos de una generación diezmada, que sin querer terminaron participando de algo que aun no comprendían pero que ahora es necesario poner por escrito. “Porque lo que habían hecho era digno de ser contado porque su espíritu, no las decisiones acertadas y equivocadas que mis padres y sus compañeros habían tomado, sino su espíritu mismo, iba a seguir subiendo en la lluvia hasta tomar el cielo por asalto”.

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