lunes, 19 de marzo de 2012

La Historia no sólo la escriben los que ganan

El protagonista de “Los sapos de la memoria” es un joven que busca reconstruir su historia, que también es la historia del país. Un padre muerto, una madre desaparecida, una abuela sobreprotectora, un tío bohemio y un ex detenido conforman una trama que revela los aspectos más oscuros del país.
“Sospecho que hay cosas de la memoria que esperan por mí” dice Camilo, un joven de 17 años que comienza a plantearse que todo lo que le ha contado su abuela acerca de sus padres no es tan cierto. Por eso decide encarar una búsqueda que lo llevará por un camino del que no tendrá retorno. Pero Camilo no estará solo; a su lado están su tío Hugo, un bohemio que junto a su abuela Esther lo crió; Rogelio, compañero de celda de su papá en la cárcel del sur; su amigo Diego y Carola, de la que comienza a enamorarse. Graciela Bailet construye una novela con varias voces que en paralelo van dándole forma a una trama donde hay demasiadas preguntas para responder. Preguntas que invariablemente serán respondidas desde el amor y el dolor, desde la tragedia que traspasó a una generación y que de inevitable manera ha dejado cicatrices que llegan hasta nuestros días. Camilo necesita responderse qué fue de Ana, su madre, y por qué “Joje”, como él llamaba a su padre, terminó muerto en una cárcel. En el medio la “Bucha”, la abuela, buscará ocultarle un pasado que lastima. Como Rogelio, un sobreviviente que prefiere pasar su días conquistando mujeres y ganando plata, aunque sepa que la culpa lo carcome día a día. La verdad tiene distintas caras. Aristas que a veces son dolorosas. Recuerdos partidos como fragmentos de vidrios rotos. Un rompecabezas que Camilo deberá armar de a poco, sabiendo de antemano que habrá un triste final. El paso de la dictadura, las acciones de un gobierno terrorista y asesino provocó heridas que aún hoy no terminaron de cerrar. Y eso es lo que Graciela Bialet convierte en una excelente novela, cuyo protagonista -que lleva el rostro de muchos otros- es hijo de una generación diezmada por pensar distinto. Pero entre las primeras nubes de la tragedia que se cierne sobre los personajes, se ve que se asoma el lento pero inexorable sol de la justicia. En “Fahrenheit 451” Ray Bradbury imagina un futuro donde los libros son armas. Armas que disparan pensamientos, palabras escritas que hacen pensar. Peligrosos contenidos escritos en hojas de papel que deben consumirse en el fuego. Pero el futuro de Bradbury es nuestro pasado. “Los sapos de la memoria” debería ser un libro de lectura obligatoria en las escuelas, porque los jóvenes deben saber que la historia necesita de la memoria. La memoria como un sapo sumergido en la acequia de nuestra mente, esperando por croar cerca de nuestro oído para recordarnos que, aunque a veces parece que sí, la historia no la escriben los que ganan.

1 comentario:

  1. ¡Qué comentario tan sentido! cálido y puntual. De nuevo ¡gracias, Rodrigo! ¿Me pasás el enlace del su publicación en el diario El Popular de Olavarría?

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