viernes, 3 de febrero de 2012

El alma que canta, la vejez que llega

Mario Levrero es considerado un escritor "raro" y con "El alma de Gardel", publicado por Mondadori, no hace más que reafirmarlo. En él, un hombre descubre que el alma del cantor de tangos aún no descansa y que la vejez le sigue los pasos.

"Cada vez que alguien pone un disco de Gardel, allá está el alma de Gardel, que ya no es Gardel, sino el alma, el alma de Gardel que sólo busca subir, trascenderse en un Plano Superior, y lo tiran para abajo, lo reclaman, porque él puso mucha fuerza en los discos" escribe Levrero en "El alma de Gardel", una nouvelle o un cuento largo que no sólo se referirá al después de la vida del llamado Zorzal Criollo, sino que además el protagonista reflexionará sobre el avance de la vejez y las consecuencias de ello.

El hombre camina todos los días hacia la biblioteca a buscar libros para la investigación que lleva a cabo. Allí conoce a Carson, "un viejo loco" que le asegura que el alma de Gardel no puede ascender a los cielos porque puso parte de sí en sus discos y cada vez que alguien los escucha, el alma queda atada a la tierra.

El protagonista de "El alma de Gardel" es un hombre solitario que nunca recibe a casi nadie en su casa, excepto a Carson, con el que comparte interminables partidas de ajedrez. Pero también disfruta de su soledad y de los momentos en que recuerda a las mujeres que fueron parte de su vida mientras repasa su colección de portaligas, bombachas y almanaques con desnudos.

O cuando roba los paraguas de las viejas que leen en la biblioteca. O cuando visita a la joven Verónica, hija de una prima lejana, a la que desea enormemente no ya de una manera erótica sino sexual. La soledad no es para él una forma de la tristeza sino más bien una forma del recuerdo.

Mario Levrero logra escribir un relato de una increíble fluidez narrativa, en primera persona y con un monólogo que va construyendo los días de un hombre que se da cuenta del avance de la vejez y cómo la memoria va modificando poco a poco la percepción de la realidad. "Lo que más me desespera de este proceso de decadencia física y mental es un elemento, tal vez compensatorio, que se infiltra en el espíritu y a uno lo hace colaborar alegremente con el enemigo: un sentimiento de placer que al mismo tiempo implica un supremo desinterés por lo que está ocurriendo y por lo que le está ocurriendo a uno" reflexiona el protagonista, en uno de los mejores párrafos escritos sobre la vejez, mientras intenta dilucidar si la sonrisa de Gardel está en el rostro de esa rubia que desesperada golpea la puerta de su casa y le asegura que hay que matar a Carson porque éste quiere borrar de la faz de la tierra todo recuerdo del gran cantor de tangos.

Mario Levrero falleció en 2004 en la misma ciudad en que nació, Montevideo, y ha sido considerado uno de los escritores "raros", junto con autores como Felisberto Hernández o la poetisa Marosa di Giorgio.

"Y al fin y al cabo, creo yo, el destino de toda cosa en el universo, tal vez incluso el universo mismo, sea convertirse en Literatura" escribe en "El alma de Gardel", y tal vez sea tan cierto como que un poco del alma de "Carlitos" está en cada uno de sus discos ya que no habrá que hacer más que escucharlo para saber que "cada día canta mejor".

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