jueves, 17 de mayo de 2012

Inciertos caminos del azar

En “Jugador”, de Alexander Baron, hay un hombre de mediana edad, soltero, sin trabajo y sin preocupaciones que pasa sus días en el canódromo apostando y recorriendo las calles de su viejo barrio mientras piensa que todo tiempo pasado fue mejor. Hasta que una familia lo cambia todo.
“Mi nombre es Harryboy Boas. En este momento tengo treinta libras en total. Pero encaro el futuro con confianza. Esta noche corren los perros en White City” dice el protagonista de “Jugador” la increíble y perfecta novela de Alexander Baron publicada por La Bestia Equilátera. Harryboy es un despreocupado hombre de mediana edad que pasa sus días esquivando las responsabilidades y las obligaciones. Se sienta en las gradas del canódromo y ve pasar el dinero de sus manos a los bolsillos de los corredores de apuestas. “Leer es maravilloso pero leer con el estómago lleno es la cumbre de la felicidad” piensa mientras recorre librerías de viejo y restaurantes. No tiene esposa y su única hermana, la dulce Debbie, se desvive por hacerle entender que debe sentar cabeza. Sólo hay una cosa que cada tanto atenta contra su tranquilidad. Hasta que la llegada de los Deaner a la casa del señor Siskin alterará el seguro devenir de su vida. El pequeño Gregory sube constantemente a su habitación, aunque a Harryboy eso no le molesta porque piensa que “los chicos son el único territorio común de los adultos”, Vic trabaja todo el día y el resto del tiempo estudia para obtener un mejor empleo y Evelyn se dedica a cuidar de Gregory mientras trata que las cuatro paredes en las que viven sean más habitables. La casa del señor Siskin es sólo un paso para los Deaner o al menos es lo que piensa Evelyn. La rutina de Harryboy va mutando y se hace asiduo a la casa de los Deaner. Quizás porque ellos forman una familia que él no tiene, quizás porque tuvo al oportunidad de hacerlo y decidió que la vida era libertad y tras eso partió. Lo cierto es que se siente atraído a ese departamento del piso de abajo. Cuando todo parece comenzar a encajar, Harryboy detecta que está ante el principio de la tragedia. Pero cuando Vic le pide que lo lleve al canódromo, él necesita demostrar el poder que le confieren los boletos y los guiños de los corredores de apuestas que lo reconocen desde lejos, aunque eso signifique que Vic le tome al gusto a los perros. “La heroína, la cocaína y la marihuana son caramelos para bebés comparados con el juego” dice Harryboy mientras el pobre Vic se interna en un camino del que puede no tener retorno. Alexander Baron (1917 – 1999) es casi un desconocido por estas tierras y la publicación de La Bestia Equilátera es un acto de justicia para un autor que con “Jugador” demuestra el conocimiento de la mente humana y cómo al culpa y la adicción carcomen lo que tiene de humano el hombre o como escribe el autor: “Jugador es aquel que no tiene paz, que no tiene alivio, hasta que se aniquila a sí mismo. Yo soy un jugador.” Terminar de leer “Jugador” para saber que estamos, seguramente, ante una de las mejores novelas publicadas durante el 2012.

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