lunes, 2 de julio de 2012

El asesino que tenía miedo de morir

Un asesino profesional, una trama desopilante y la intriga de no saber si se está ante una novela policial, un tratado sobre la hipocondría o la brillante idea de una escritor genial. Así se presenta "El asesino hipocondríaco", Plaza & Janés 2012.

Escribir una novela sobre un asesino profesional no es una idea novedosa, es más bien bastante básica. Pero si a eso le sumamos que el asesino en cuestión posee -ostenta sería la palabra correcta, ya el hombre enarbola todo el tiempo su estado de indefensión ante las injusticias del mundo-, un trastorno somatomorfo (DSM IV) que influye de manera negativa en el normal desempeño de su trabajo.

Y si a todo eso le seguimos sumando la obsesión hasta el más íntimo detalle por su víctima, estamos ante una de las novelas más interesantes en el primer semestre del año 2012.

"Tengo la absoluta certeza de que ni un día más tarde de hoy moriré" dice el enigmático señor Y, asesino profesional y obsesivo de su trabajo, quien debe acabar con la vida de Eduardo Blaisten. Para ello recurrirá a todos sus conocimientos jurídicos e históricos, además de una larga experiencia ejerciendo como asesino profesional. Pero todo se complica para el señor Y ya que es un "hombre carcomido por las enfermedades" e intuye que todo se debe a que "la fatalidad se ha cebado en mí desde siempre con una crueldad inusitada".

"Soy un hombre de moral kantiana y me pagaron por adelantado" se repite, mientras camina detrás de Blaisten y su amante urdiendo tretas para matarlo y que el peso de la justicia no caiga sobre él. El señor Y se considera "un alma sensible" y reconoce a otras personas que son como él: "el infortunio se ha cebado en unos pocos desde el principio de los tiempos". Así desfilan las descripciones de las vidas de Poe, Tolstoi, Voltaire, Proust, Kant, y la de Joseph Merrick, el llamado hombre elefante. Una galería de hombres ilustres entre los que gusta ubicarse.

Su trabajo lo obsesiona a tal punto que el proceso de seguimiento de Blaisten le ha llevado más tiempo de lo necesario y sólo queda un día de vida. Ahora debe acabar con la vida de su víctima lo antes posible y sin dejar rastros. Pero el señor Y no mata por placer sino por trabajo.

Con "El asesino hipocondríaco", su primera novela, Juan Jacinto Muñoz Rengel consigue un superar con creces el género policial, la novela negra o la comedia trágica. Una trama sin fisuras, minuciosa, escrita con un especial sentido de lo literario y una propuesta inteligente para quien siempre espera la sorpresa y la originalidad.

Inmerso en una trama desopilante e inteligente, el lector pasa rápidamente las páginas para encontrarse con que lo bueno dura poco y la vida del señor Y se aleja mientras repite aquello de "los designios del señor Infortunio son inescrutables".

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