lunes, 14 de enero de 2013

Crítica de la naturaleza del hombre

“El poder, una bestia magnífica” es una nueva oportunidad de disfrutar de la claridad y el análisis de uno de los intelectuales más lúcidos y comprometidos.

En 1971 la televisión holandesa transmitía uno de los encuentros más interesantes que formaban parte del Proyecto Internacional de Filosofía. Noam Chomsky se cruzaba con Michel Foucault para debatir acerca de la naturaleza humana. En el video, que puede verse en Youtube, dos se pueden observar varias cosas: además de la facilidad de hilvanar una idea tras otra y su oratoria argumentativa, se puede ver en los jóvenes asistentes una mirada que resume toda la admiración de la que son capaces. Su figura ya se ha convertido en un referente ineludible a la hora de pensar, tras la caída de las barricadas del Mayo Francés.

La publicación de “El poder, una bestia magnifica”, Siglo XXI editores, llega a las librerías para acercar a los lectores los escritos que todavía no habían sido traducidos al español. Sus ideas acerca del poder, la prisión, el castigo o la medicalización de la salud serán abordados en forma de reportajes en las que Foucault se moverá como pez en el agua, respondiendo a todo y alumbrando nuevas hipótesis.

“Entre violencia y racionalidad no hay incompatibilidad. Mi problema no es condenar la razón, sino determinar la naturaleza de esta racionalidad que es compatible con la violencia. No es la razón en general lo que yo combato. No podría combatir la razón” dice el autor de “Historia de la locura” al referirse al nexo entre la racionalidad y al violencia. Párrafo que es rescatado por el Dr. En Filosofía Edgardo Castro en su análisis del pensamiento de Michel Foucault en las primeras páginas del libro.

De las entrevistas a las que se somete, por usar un término que le encantaría al propio Foucault, el lector se podrá ir encontrando con muchas reflexiones acerca de su las experiencias de su vida como disparadores de las ideas que después dejará plasmadas en sus libros. Por ejemplo, cuenta sus días como psicólogo en un psiquiátrico donde “circulaba en la frontera entre el mundo de los enfermos y el mundo de los médicos”. Este simple hecho lo llevará a desarrollar sus hipótesis acerca de la medicalización de la salud.

En otra parte habla sobre la delincuencia y asegura que la criminalidad ya no es un acto revolucionario sino más bien que los delincuentes son marginales al servicio del poder y realiza una fuerte crítica la sistema de reinserción de los internos: “Su delincuencia lo define y define la relación que el entorno entabla con él, con lo cual se llega a que el delincuente sólo pueda vivir en un medio criminal. La permanencia de la criminalidad no es en modo alguno un fracaso del sistema carcelario; es ,al contrario, la justificación objetiva de su existencia”.

“No soy filosofo ni escritor. No hago una obra, hago investigaciones que son históricas y políticas al mismo tiempo” responde Michel Foucault y nos deja en claro que su pensamiento está más vivo que nunca.

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