martes, 27 de septiembre de 2011

El cuerpo de la memoria

Ernesto Semán compone en su nueva novela un tríptico con el que narra la saga de la familia Abdela. Una historia comprometida, dura y necesaria, donde las víctimas y los victimarios componen un cuadro que explica a la Argentina militante.
Alguna vez la literatura, la ficción, tienen algo para decir. Mas allá de la diversión, del entretenimiento que genera leer, al fin y al cabo lo que se busca en los libros son aventuras, historias bien narradas y la posibilidad de escapar de la realidad.

Más allá de todo eso el libro habla, nos habla y, queramos o no, nos deja marcas imborrables. Como irremediable lector empedernido que soy no puedo más que rendirme ante la nueva novela de Ernesto Semán. Una narración extremadamente bella, comprometida, dura por momentos y mágica por otros. La destreza del autor está en contar una historia que nunca deja al lector de lado. Lo incluye, hete aquí la gracia de los grandes escritores, y lo lleva a recorrer una vida que bien pudo ser la suya, la del lector, o de cualquier argentino que haya sido un joven idealista en los 70'.

"Soy un bravo piloto de la nueva China", es que es una novela "kármica". En el sentido en que el concepto del "Karma" es definido por la filosofía oriental: cada uno es dueño de elegir su destino, pero también de las consecuencias de las decisiones que uno tome. Algo que ocurre todo el tiempo en la trama de la novela aunque, claro está, Semán construye una trama, una madeja que se va estirando, deshaciendo y teniendo sentido.

"Soy un bravo piloto de la nueva China" narra la historia de la familia Abdela, de la desaparición forzada de Luis Abdela y de cómo sobrevivieron sus dos hijos y su mujer Rosa, la misma que ahora espera que el cáncer termine el trabajo que comenzaron los secuestradores de su esposo en los brutales años de plomo.

La novela está escrita en tres niveles distintos: "La Ciudad", "El Campo y "La Isla", lo cual le permite a Semán indagar en la historia de la familia de manera creciente, conocer la mirada de las víctimas de la represión que se intercala con los puntos de vista de los torturadores. Como cuando el represor Aldo Capitán le dice a Luis Abdela que "la verdad no es la victoria. La verdad es torturar. Torturar nos hace humanos", y agrega "la tortura nos define a ambos".

En el medio "La isla", un lugar donde se refugia Rubén del dolor y la pérdida de su padre y de la cercana muerte de su madre. "El ciclo natural no es más que una perversión del tiempo" dice Rubén Abdela, mientras junto a su hermano Agustín ven morir lentamente a su madre. Una mujer que lleva en su cuerpo las marcas del dolor, de la pérdida del "camarada Abdela", quien le escribe una carta antes de viajar clandestino a China. Allí deja escrito que "sólo se es un hombre cuando se vive de acuerdo a las circunstancias".

"Soy un bravo piloto de la nueva China", es un relato que no hay que dejar de leer. Una novela que nos cuenta la dolorosa historia de nuestra historia. Tan llena de asesinos y de héroes, de mártires y de víctimas, de HIJOS, de MADRES y de desaparecidos. "Llega un punto en el que de tanta claridad uno termina por extrañar las nubes" dice Rubén, pero es preferible que penetre la luz y se haga justicia.

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