miércoles, 25 de enero de 2012

Tras los pasos del hombre

Armando Baptista-Bastos encara la figura de José Saramago desde otro punto de vista: el hombre tras el escritor ganador del Nobel, y lo logra creando un libro hermosamente poético que conmueve al lector.


Existen biografías que desnudan aspectos oscuros de los artistas. Que remueven un pasado escabroso, algún asunto turbio o un episodio que los investigados desean ocultar. En estos casos lo que deberíamos discutir es si el biógrafo, en su afán por dar su punto de vista o mostrar un nuevo dato esclarecedor que intenta explicar el genio y figura, no termina produciendo la destrucción o sencillamente no aporta nada al relato cuasi oficial.

Pero no es ese el caso de "José Saramago. Un retrato apasionado", editado recientemente por la editorial Capital Intelectual, donde el escritor Armando Baptista-Bastos indaga en algunos aspectos de la vida del hombre tras la figura del autor portugués, cuya figura creció mundialmente luego de haber recibido el Nobel de Literatura en 1998.

El libro cuenta con un prólogo a cargo de Pilar Del Río, esposa de Saramago y periodista, que define a ambos -biógrafo y protagonista- como "las voces de la resistencia". Además, hay una pequeña biografía escrita por el autor de "El Evangelio según Jesucristo" y un recorrido meticuloso por su extensa bibliografía.

Baptista-Bastos logra momentos interesantísimos que permiten conocer a fondo el pensamiento, su manera de ver y reflexionar sobre el mundo del autor de "Memorial del convento", como cuando asegura en la comodidad de su refugio en la isla de Lanzarote que "la novela es para mí, el modo en que he encontrado para hacer pasar mis obsesiones". O cuando expresa que "en mis libros, los personajes sólidos, fuertes, afirmativos, son siempre mujeres. No es que los hombres les sean inferiores; es que los hombres pertenecen a otra especie". Cada frase, cada sentencia, confirma que su obra está totalmente atravesada por su propia vida, aunque Saramago no se considere un escritor que use su experiencia personal para enriquecer sus textos, pero allí están sus principios y sus pareceres.

"José Saramago. Un retrato apasionado" es un libro que, si bien no deja de ser biográfico, tiene un condimento extra: la relación entre entrevistador y entrevistado. Una relación que le permite a Baptista-Bastos ahondar en los aspectos que al propio Saramago le interesa. Poético, reflexivo e intimista, el libro es un charla de amigos con el sol cayendo sobre la isla de Lanzarote.

"Es el pasado el que me dice que todos los proyectos del hombre, la esperanza o la utopía, no deben ser encarados con un optimismo finalista que, en el fondo, no se distingue mucho de la religiones de salvación" dice José Saramago, consultado por su famoso pesimismo, y -además- asegura no tenerle miedo a la muerte:

"Lo que nosotros no queremos es morir, por eso inventamos a Dios y la eternidad", aunque el autor portugués reconoce que "puede ser que después de morir me lleve la gran sorpresa y se me aparezca Dios, aunque tampoco sé por qué tendría que ser el Dios de los cristianos y no otro".

Lo cierto es que, cielo o infierno, desintegración o unión con el universo, la estela que dejó tras de sí seguirá alimentando el caudal de palabras de la literatura.

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