martes, 27 de septiembre de 2011

El origen de la xenofobia

En primer lugar hay que decir que "El cementerio de Praga" es una novela con todos los condimentos necesarios, una trama interesante salpicada de conspiraciones, trampas, asesinatos, espías y -además- un personaje principal que se las trae: el capitán Simonini.


Pero en segundo lugar hay que ser un lector sincero y decir que si bien es un libro con una trama interesante, por momentos se vuelve denso y uno cree que Eco podría haber escrito menos páginas y hasta quizás lo hubiese mejorado notablemente. Es más, el libro comienza a funcionar a partir de las 50 primeras páginas. Pero Eco se puede tomar todas las licencias que quiera; nosotros, como lectores, tenemos que aceptarlo, ya que nos ofrece exquisitas descripciones y tramas perfectamente construidas.

El capitán Simonini es un excéntrico falsificador obsesionado por los judíos y las mujeres, que no duda en matar para llevar adelante sus deseos o si alguien lo pone en un aprieto. El problema aparece la mañana en que despierta en la cama de su confortable casa, ubicada en el primer piso de su oficina en la cosmopolita ciudad de París.

Es 1897 y el capitán Simonini no sabe quién es. Por consejo de un doctor comienza a llevar un diario para ir descubriendo dónde está el trauma que no le permite recordar. Dos son las preguntas que se hace Simonini para comenzar las averiguaciones que permiten develarle aspectos de sí mismo. La primera es a quién ama: el cuerpo del capitán tiene escalofríos cuando recuerda su amor por la buena cocina. La segunda pregunta es a quién odia: a los judíos, escribe en su diario. Esa dualidad que define a las personas también define al personaje de Eco. Una dualidad que también se encuentra en su personalidad. Simonini es también otro: el abate Dalla Piccolla.

El capitán Simonini fue criado por su abuelo, quien le inculcó el odio por los judíos y las teorías conspirativas que hablan de su interés en tomar el control del mundo. El pequeño Simonini recibe una educación basada en el odio extremo a lo diferente. "El Otro" es el mal, la maldad en estado puro, el terror. Como cuando el abuelo asegura que un viejo judío le comentó de los sacrificios de niños cristianos.

Umberto Eco desarrolla toda la trama en dos escenarios: Italia y París. En Italia, luego de la muerte de su abuelo, comienza a trabajar con un notario que le enseña el arte de la falsificación. Allí, después de un tiempo, logra convertirse en uno muy bueno, tanto que decide tomar revancha de su mentor y luego de un acuerdo con un personaje vinculado a los servicios de inteligencia del rey Víctor Manuel II, parte rumbo hacia "La Ciudad Luz". Una vez ubicado se relaciona con un oficial de los servicios de inteligencia de Napoleón III.

El capitán Simonini hace lo mejor que sabe hacer: engañar, falsificar, trabajar para el mejor postor y odiar. Mucho. Tanto que el libro va desarrollando su odio, que con el paso del tiempo se va profundizando desde los judíos hacia los masones, los jesuitas y las mujeres. Simonini odia y el odio se convierte en su vida, en una manera de vivir. Después se ubica entre los grandes conspiradores de la historia.

Las enseñanzas de su abuelo se convierten en un documento "histórico", un texto que señala la "conspiración judía" llevada a cabo en el cementerio de Praga. Su relatos conspirativos se venden al mejor postor, aunque el capitán Simonini no toma conciencia del alcance de ello. No se da cuenta en un principio que su odio generará más odio y ello resultará en uno de los textos más racistas, junto a "Mein Kampf" y "Los protocolos de los sabios de Sión".

Umberto Eco escribe y enhebra una trama donde la historia real se mezcla constantemente con la ficción. Así se deslizan personajes de la talla de Sigmund Freud, quien le recomienda a Simonini llevar un diario, Alejandro Dumas o Garibaldi. Y si bien la historia en un principio parece encontrarse empantanada, luego empieza a recuperar dinamismo y deviene en muy buen relato que Eco escribe de manera magistral y con descripciones minuciosas de la Italia en busca de la independencia o la ciudad de París y sus calles llenas de delincuentes y prostitutas. Entre ellos Simonini resalta como un hombre que sabe que su destino es "la historia".

No hay comentarios:

Publicar un comentario